Soñarte

Querida Flavia,

Sueño mucho contigo, te sueño más grande y con el cabello más largo, te sueño con y sin lentes leyendo el Principito, comiendo en la mesa, jugando con Rania, corriendo en el patio, andando en bici con rueditas a los lados, te sueño conversando e imagino tu voz ronca pero dulce. Te sueño despierta, activa y viva. ¿De qué otra forma sueñan los padres a sus hijos? Me imagino que de ninguna otra.

El día sábado 16 de abril vivimos una catástrofe en el país. Las provincias de Manabí y Esmeraldas se vieron enormemente afectada por un terremoto de 7.8 grados. Tal vez tu primera pregunta, cuando ya tengamos la oportunidad de conversar sobre esto, sea conocer en dónde estabas tú cuando esto sucedió.

Estabas en mis brazos en la sala en nuestra casa yo estaba sin zapatos jugando contigo en tus cuadraditos y realmente no sentí el temblor sino hasta que alguien más lo mencionó. Luego cuando no parecía parar te tomé en brazos y salí de la casa, atrás venían tu papá y Rania. Cuando comenzó a temblar más fuerte sólo nos mirábamos entre vecinos que se encontraban afuera también con mucho miedo, preocupación y sin palabras.

No dormiste bien esa noche, ni la siguiente y a nosotros nos cuesta aún conciliar el sueño. No queremos irnos a dormir sin la noticia de que alguien más se ha salvado, sin una última oración pidiendo a Dios que ilumine el camino de los rescatistas hacia las personas que se encuentran aún con vida y sobretodo por los bebés como tú, indefensos e inocentes que fueron rescatados, que hoy están huérfanos y que no tienen donde ir.

Flavia no me vas a creer cuando te diga, que las perchas se vaciaron, que el país entero se volcó a ayudar no con lo que le sobraba sino con lo que tenía. Que se hicieron turnos de voluntarios para poder aprovecharse mejor, que la casa a dónde fuimos primero a dejar ayuda, tenía a dura penas una funda cuando llegamos y para la tarde se pedía que llevaran a otros lugares porque ya no cabía. Flavia, ¿me creerías si te digo que esto creció a lo largo de los días a nivel exponencial? Así fue, así es y se necesita que no se acabe.

Continúo soñándonos y nos veo más grandes, yo con el cabello entrecano conversando y caminando mirando el atardecer en alguna playa de nuestro país. Conversaciones sin sentido vienen a mi cabeza en dónde me preguntas cómo se hicieron la luna y las estrellas, de dónde vienen los animales y los hombres. Ojalá tengamos la suerte suficiente de que esta conversación dure horas, ojalá lleguemos a hablar de Ecuador y yo pueda nuevamente contarte esta historia, para cuando me preguntes de qué estamos hechos los ecuatorianos yo pueda responderte sin titubear: de servicio.